jueves, 27 de noviembre de 2014

Siglo XX: Letras y Artes

Acordeón


·     En los años inaugurales del siglo XX, una corriente literaria renovaría no sólo la literatura sino el idioma español: el modernismo. Los años de la revolución disiparon los aires aparantemente tranquilos del porfiriato.

·       Durante los años veinte la identidad cultural porfiriana, devastada por la lucha armada y la guerra civil, cedió su lugar aún nuevo impulso, la búsqueda de la esencia del país. Esta búsqueda transformó la cultura mexicana.

·       La obra y la acción vasconcelista se expandió hacia las más diversas zonas culturales. Escritores, músicos y pintores fueron parte de la expansión nacionalista.  La cultura mexicana vive, sin embargo, una tensión aleccionadora: la búsqueda del nacionalismo y, a la vez, el encuentro con las vanguardias, la identidad mexicana pero, al mismo tiempo, la modernidad del mundo.

·       La novela de la revolución es testimonio desencantado, amargo y triste de la destrucción y la guerra. Las novelas se han agrupado bajo este nombre oscilan entre la memoria y el testimonio, la autobiografía y el diario de campaña de los testigos que narran su participación en la revolución.

·       La violencia y la crueldad de la guerra, de la denuncia política y la corrupción como desprendimientos de la lucha revolucionaria, así como el éxito del género, desplazaron el centro de la novela de la revolución hacia la novela social, indígena, antropológica.

·       Al cerrar la década de los años cuarenta, el nacionalismo cultural vivió un momento culminante en el que se unieron la danza, la música y las artes plásticas.

·       En los cincuenta la literatura se había despojado de la fuerza centrífuga de su pasado. La letra se alejaba del nacionalismo obligatorio, de la autoridad del realismo y aun del compromiso social. La libertad, la imaginación como método y el profesionalismo literario decidieron los caminos creativos de los escritores de los años cincuenta.

·       En la pintura de los años cincuenta podían reconocerse dos grandes líneas: la estirpe del nacionalismo heredada de la escuela mexicana, y del internacionalismo, cuya propuesta estética incluía el surrealismo, las vanguardias, las nuevas aventuras del arte.

·      En los sesenta el mundo cultura se amplió. El movimiento estudiantil de 1968 y su trágica culminación en la matanza del 2 de octubre en la plaza de las 3 culturas marcan una frontera de fuego en la historia moderna. La sociedad se descubre entonces, entre la sorpresa y el estupor, en un fin de época, como si algo nuevo desconocido surgiera de la tragedia y del dolor.

·       La narrativa mexicana que incursionó en la recuperación del pasado lo hizo centrando sus esfuerzos en el enfoque político, en el informe legendario.

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