Nación, etnia y pueblo
La crisis de los
Estados nacionales. “Nación” no siempre estuvo ligada a “Estado”. Muchas
“naciones” podían coexistir bajo el mismo imperio o reino sin más vinculo común
que el vasallaje político.
Cuatro
condiciones necesarias para una nación: 1) comunidad de cultura, 2) conciencia
de pertenencia, 3) proyecto común, 4) relación con un territorio.
1)
No podríamos identificar a una
nación si no admitiéramos ciertos caracteres de
una cultura común, propia de la mayoría de sus miembros, que constituye
el cemento mismo que los une en una totalidad más amplia. Una manera de ver,
sentir y actuar en el mundo. Una forma de vida común, ciertos usos y costumbres.
Lengua , religión, instituciones, rituales.
2)
Forma elemental de pertenencia
a la nación: relación familiar, ascendencia, sangre. Incitación a compartir una
forma de vida. No son la sangre, ni la raza o el lugar de nacimiento signos de
pertenencia, sino la integración a una identidad cultural. La pertenencia es
algo subjetivo y así una nación es una entidad con la que se auto-identifican
un conjunto de personas.
3)
Cultura es continuidad de los
acontecimientos pasados en el presente pero también es proyecto, elección de
fines y valores que guíen la acción colectiva. Fines colectivos comunes.
4)
La nación es una continuidad en
el tiempo pero también en el espacio. No tiene porqué estar delimitado con
fronteras precisas, ni siquiera debe de estar ocupado en cuestión por la
nación. Puede ser un sitio lejano, pero como sea, la unidad de nación se
concibe como una continuidad en el tiempo referida a un espacio.
Distinguir entre
dos clases de naciones: “históricas” y “proyectadas”. En las primeras, el origen y la continuidad
cultural son los ejes de la identidad nacional. El reconocimiento de la nación
está basado en las costumbres y creencias colectivas, instauradas por la
historia. La nación deriva de un pasado, herencia es destino. En cambio en las
naciones “proyectadas” la pertenencia a la nación se mide por la adhesión a un
proyecto hacia el futuro, decidido en común. La nación proyectada puede
rechazar una histórica y sobre sus ruinas proyectar una nueva. (lo que pasa con el PRI)
Si la nación
“histórica” funda su identidad en su origen y transcurso en el tiempo, la
“proyectada” la construye mediante una decisión voluntaria. En la primera de la
historia sale un proyecto nacional, en la segunda del proyecto nacional se
origina la interpretación de la historia. El Estado-nación moderno forma parte
del segundo tipo de naciones.
El Estado Nación Homogéneo
El Estado Nación
es un invento reciente de la historia de Occidente.
El antiguo poder
imperial exigía obediencia a los mandatos del centro pero no afectaba la
pertenencia de los individuos a distintas comunidades. La dominación central
era compatible con la persistencia de peculiaridades de los pueblos sometidos.
Después, en la Edad Media se vive el ideal de República cristiana, ajeno
completamente al ideal particular de nacionalismo. La Iglesia romana y su ideal
de pertenencia a una comunidad universal no dan lugar para un Estado nacional.
El primer paso
para la constitución de Estados Nacionales dentro de la cristiandad ocurre a
fines de la Edad Media con el rey francés Felipe el Hermoso que declara la
independencia del rey frente al Imperio.
El Estado
moderno viene a quedar como una comunidad exclusiva, una sociedad humana
perfecta que no admite ser parte de una comunidad mayor.
El Estado nación
moderno logra su consolidación definitiva con las revoluciones democráticas de
los siglos XVIII y XIX. La soberanía ya no se adjudica a una persona o un
grupo, sino a toda la nación. La nación no se concibe separada del Estado, ni
éste de ella.
El nuevo Estado
establece la homogeneidad en una sociedad heterogénea. Y esto descansa en dos
principios: el que está conformado por individuos iguales entre sí y el que
están sometidos a una regulación homogénea.
La “nación”
emana de la voluntad del “pueblo”. Y ahora se entiende por pueblo la suma de
ciudadanos individuales independientemente de su situación social o pertenencia
a comunidades y culturas.
Ahora el
individuo no se encuentra con la nación, tiene que forjarla. Hay que constituir
esa nación y el Estado es garante de su construcción. El Estado nación moderno
impone en la heterogeneidad de la sociedad real la uniformidad de una
legislación general, administración central y poder único. El Estado debe
borrar la multiplicidad de comunidades sobre las que se impone y establecer un
orden homogéneo.
A la unidad del
Estado, debe corresponder la unidad de una sola nación. La homogeneización de
la sociedad es un requisito de la modernización del país. La homogeneización de
la sociedad se realiza sobre todo en el nivel cultural. Unidad de lengua,
educación uniforme, uniformidad de cultura respecto a economía, administración,
leyes, etc.
La
homogeneización de la sociedad nunca consistió (CONSISTE) en una convergencia
de las distintas culturas en una que las sintetice a todas, sino que más bien en
la acción de un sector dominante que impone su forma de vida sobre los demás.
Un ejemplo histórico: el Estado nación mexicano.
La colonización
española se acompañó por la destrucción de los Estados precolombinos. Durante
los tres siglos de la Nueva España, la dominación de los pueblos antiguos se
dio por un sistema estamentario que reservaba la cima para el grupo europeo.
Rebeliones. República de Indios separada de la de los españoles. Los criollos
de la Nueva España albergaban un sentimiento de su especifidad frente a la
Península y en el siglo XVIII este sentimiento se convierte en conciencia de
una nueva nacionalidad. Empieza a dibujarse un proyecto de “protonación”.
Después llegan a reivindicar la nueva nación los letrados, criollos y mestizos.
El nuevo Estado
nación se promulga primero en Apatzingán y luego en 1924 con la primera Constitución
del México independiente. La soberanía recae en el pueblo y desaparecen las
distinciones pero de hecho la constitución del nuevo Estado es obra de un grupo
de criollos y mestizos que se impone a una multiplicidad sin consultarlos.
Los dos siglos
de vida independiente pueden verse como la contraposición de dos ideas
distintas de nación, por un lado la construcción del Estado-nación moderno que
había pensando el grupo fundador y por otro lado la resistencia de comunidades
que no encajan en ese proyecto.
La nueva nación
no tiene antecedentes históricos y ahora el Estado es el que debe forjar una
nación “proyectada”. Pero con los constantes conflictos se evidenció que la
sociedad real chocaba con el Estado figurado en la mente de los liberales
porque ese proyecto no respondía a las necesidades de gran parte del país. Los
conflictos que desgarran la nación independiente en el siglo XIX tienen varias
causas, entre ellas el que el ordenamiento del Estado no corresponde a las
formas de vida reales ni a su moralidad social efectiva.
La idea de
nación moderna en la mente de los liberales solo logró formar ciudadanos
imaginarios. Después con Porfirio Díaz se logró un equilibrio más duradero ya
que adecuó el proyecto liberal a los intereses de variados grupos. El fin de la
política posrevolucionaria es el de crear una patria integrada en una unidad,
sobre el modelo de una nación que se quiere “moderna”.
Si algo nos han
revelado estos años, es una crisis profunda del modelo de Estado-nación de
nuestra tradición liberal. La política neoliberal llevada a su extremo ha
acrecentado más que nunca la distancia entre el México occidentalizado y el
“México profundo”. Antes el proyecto liberal respondía al reto de unificar a la
nación pero en su versión actual conduce a aumentar la escisión (ROMPTURA)
entre estos dos Méxicos.
Signo de la
crisis es la manifestación popular, indígena y localista, la rebelión de
Chiapas. No es solo ella sino también el cobro de conciencia de la mayoría de
los pueblos indígenas que se organizan y reclaman su autonomía. Solo que esta
rebelión indígena no esta en contra de la democracia sino esta a favor de su
realización plena. No está en contra de la modernidad, sino de su injusticia.
NO PODEMOS
VOLVER ATRÁS Con sufrimiento y sangre los siglos XIX y XX constituyeron la
nación mestiza. De lo que se trata es de aceptar la diversidad. Del Estado
nación homogéneo se abre la posibilidad de un Estado plural que se adecúe a la
multiplicidad de la realidad social. Un estado respetuoso de las diferencias.
Un Estado plural que busque una sociedad más próspera y democrática
La crisis del Estado nación
Dominio de gran
parte de la economía mundial por firmas transnacionales que escapan al control
de un solo Estado. El nuevo culto del mercado, un capital sin patria, que no
está sujeto a las leyes de ningún Estado y que impone a todos sus reglas. Hasta
los Estados más poderosos dependen de una economía global sobre la que no
pueden ejercer control alguno
El nuevo poder
mundial lo constituyen un conjunto reducido de empresas transnacionales,
industriales y financieras, sus directivos y técnicos que deciden la suerte de
la mayoría de las naciones.
Al mismo tiempo
que el mundo se unifica, asistimos al despertar de la conciencia de la
identidad renovada de los pueblos reales que constituyen los Estados nación.
Desmembramiento de países y formación de naciones nuevas. Pero mientras las
reivindicaciones de los pueblos interiores al Estado no se encuadren en una
nueva estructura política, la desaparición del Estado nación no daría lugar mas
que al caos.
La solución a la
crisis no es la desaparición del Estado nación sino su reforma.
El Estado plural
la soberanía compartida
La soberanía de
una nación ya no debe de ser sinónimo de exclusión y aislamiento, debe de ser
compatible con la interdependencia. No podemos encerrarnos en un nacionalismo. Cada
nación debe compartir con otras ciertos atributos soberanos. Para defendernos
del nuevo poder mundial necesitamos de la unión de naciones en organizaciones
capaces de emprender acciones comunes.
Restablecer
controles supranacionales sobre los flujos de capital, eliminar paraísos bancarios,
establecer impuestos sobre movimientos de dinero. Y eso implica soberanía
compartida. La competencia internacional empuja a los Estados a ligar su
economía en sistemas económicos regionales. Cooperación científica mundial.
Asegurar la paz mundial.
Gobernabilidad
mundial àcreación de instancias internacionales con facultades resolutivas y
poderes coactivos designados por todas las naciones.
El Estado múltiple
Pero el
Estado plural no nacería de una repentina destrucción de la forma de Estado
actual, sino de un lento proceso de reforma de las instituciones existentes. La
democracia participativa no es una sociedad nueva que brotará de las ruinas de
la presente; es una idea regulativa destinada a servir de guía para una acción
gradual de distribución del poder. En todo el período de transición, el Estado nación,
destinado a disolverse, tendrá que mantenerse, deberá fincar su poder en las
fuerzas sociales que tienen por fin acceder a una democracia participativa.
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